El parque difumina los límites entre la ciudad y la montaña. Es una sensible articulación entre la naturaleza y la civilización, entre lo salvaje y lo organizado.
Este espacio verde se diseña con unas terrazas escalonadas en la topografía del terreno. Es un bonito recorrido por el paisaje, es una explosión de colores rojizos como el atardecer.
En las cotas más bajas y la zona más vinculada a la ciudad, se presentan algunas zonas pavimentadas que se desdibujan con el terreno natural. Estas explanadas son espacios libres con pérgolas de madera para descansar, refugiarse del sol o contemplar las vistas. Las cotas más altas se visten con muros de piedra caliza y barandillas de madera que se mimetizan con el entorno.
Llegados al final del camino, haz una pausa y, mira el horizonte escondiéndose en el Mediterráneo.